teoría, práctica y arbitrariedad/theory, praxis and arbitrariness

Parece sensato afirmar que no todo en el arte puede ser medido -incluso en el arte más contemporáneo y recién salido- a pesar de la influencia y el peso de la teoría no todo es comprobable ni todo puede ser argumentado, y por tanto, hay que aceptar cierto grado de incertidumbre.
Esto provoca miedo en el que aspira a ejercerlo con seriedad, lo que a su vez provoca un recelo grande contra la arbitrariedad (esta se vuelve el enemigo).
La reflexión continua sobre el proceso, por su parte, paraliza y encorseta, y a final parece que una postura lógica consiste en confiar en que lo que uno sabe, aunque no se encarne mediante palabras inamovibles en el cerebro a cada momento, le evitará a uno caer en errores graves de falta de seriedad. Atreverse a profundizar en la arbitrariedad, o quizás aceptar su soplo con la serenidad de que esa arbitrariedad es tuya, es esa y no otra. Por algo será así.

Construcción 27. Obra propia, todos los derechos reservados.

Construcción 27. Obra propia, todos los derechos reservados.

It seems to be sensible asserting that not  everything in art can be measured -even in the freshest one- despite the influence and pressure of the theory on it. Not everything may be accountable and we must accept some degree of uncertainty en in the praxis. This uncertainty causes fear of those who aspire to exercise art seriously, which in turn causes a suspicioin by  arbitrariness. (it turns into the enemy)
A continuous consideration about the process paralyzes who suffers it, so it seem to be desirable to trust what you already know. Even if it´s not permanently being written in your brain at every single moment, that forgotten knowledge avoids you falling into big mistakes. 
Dare to deepen into the arbitrary, with the serenity thar it´s yours. You own a single arbitrariness and not another one. Release tension of that rope, mate!

Prólogo de la vuelta/recuerdos vivos.

No es extraño que al principio de abandonar uno, aunque sea temporalmente y por motivos alegres, su lugar de nacimiento o donde pasó su infancia y donde aún conserva amigos y familia, el pensamiento vuelva involuntariamente a deambular transitoriamente por los lugares que se acaban de dejar atrás, mirándolos con los ojos benévolos del que sabe su presente, es decir, su estancia física, a salvo de lo que pueda estar ocurriendo en ese instante en esas mismas calles que el recuerdo trae complaciente.

Además, son días de vendimia, con una cosecha muy buena este año, tanto en cantidad como en calidad, y ayer mismo uno de mis amigos más apreciados terminó por fin su encarnado proyecto final de carrera. Pero Ronda es imprevisible. Hay que ser muy fino para no subrayar en exceso sus virtudes aún en la lejanía.

En la lectura del segundo tomo de Tu Rostro Mañana, de Javier Marías, obra por lo demás inteligente y extremadamente generosa, se relata uno de los actos más desgarradores y salvajes que haya leído nunca, (o visto en el cine; ni Tarantino en sus neones ni los coreanos con sus anzuelos y sus lagos ni Lars von Trier con sus muertos) y como no podía ser de otra manera, la historia transcurre en Ronda y su brutalidad se superpone a mis visitas con la memoria y a las buenas noticias que hoy mismo me han llegado y al anhelo por los míos. Una acumulación de estratos reales, imaginados, soñados y temidos con verdadero espanto que serán ya para siempre juntos parte unos de otros.

La historia es la de una lidia completa a un prisionero, Emilio Marés, que se negó a cavar su propia tumba antes de ser fusilado en Septiembre del 36, poco después de caer ronda para siempre del bando nacional: pica, banderillas y estoque realizados por una cuadrilla improvisada de fascistas enfervorecidos y descerebrados, mitad de ellos rondeños y la otra mitad llevados hasta allí por los movimientos involuntarios que traen consigo una guerra.  En un trozo de tierra donde quién sabe si no se estarán recogiendo uvas estos días para elaborar el vino con el que festejaremos el año que viene murió lidiado un hombre. Me alegraría tener la certeza de que el tiempo cambia los lugares, pero me espanta intuir que es el  sitio el que, en efecto, se impone bruscamente sobre el tiempo. Especialmente Ronda, impuesta liviana sobre una acumulación de estratos que se nos muestran generosos, como el libro de J. Marías, para que podamos reflexionar sobre cosas serias y profundas o festivas y altaneras.Ronda-6

Desconozco si el hecho en cuestión es real o ficticio y no está en mi ánimo indagar más sobre él ni sobre cualquier otra barbaridad que pudiera ocurrir en aquellos primeros años de guerra o cualquier otra que esté pasando ahora o incluso que pueda sobrevenir mañana. Sé que Ronda está ahí, con eso basta por hoy.

PD. A partir de ahora vuelvo de nuevo a llevar el blog con continuidad, para hablar de arte con cuidado. Además también en inglés! esto sólo ha sido un arranque de nostalgia, o un despido parcial, cómo saberlo.

Saludos.

Pintura y moderneo [4] G. Mora.

GUILLERMO_MORA_Casi-tres_[baja2]En línea con los anteriores posts y en consonancia con el ambiguo papel que juega la pintura en el arte actual, he encontrado la obra de un joven artista español, Guillermo Mora, que trabaja y reflexiona sobre este aspecto con bastante acierto. Es cierto que la suya no es una postura que entronque con la tradición pictórica al uso, como anteriores reseñas,  y que su obra se mueve en un espacio teórico global, más influido por el post-minimal  y el pop americano que por Velázquez y Picasso, por decirlo de alguna manera.
A medio camino entre la crítica del uso pictórico y la celebración de la globalización del mercado del arte, sus obras de mantas de pintura acrílica dobladas y empaquetadas, listas para un envío urgente (vía FedEx®, tal vez) para cualquier coleccionista del mundo resultan unas piezas atractivas y golosas. Conocemos el material y el color e intuimos que son de gran formato, pero este autor prefiere la compacidad de la materia, el contacto entre las capas y los pliegues neumáticos que, debidamente empaquetados, se abandonan en el ángulo de los planos blancos ortogonales de la pared y el suelo. Es una obra potente y modesta.GUILLERMO_MORA_Uno_casi_dos_001

Parece que esta reflexión metalingüística en torno a la pintura, la ha venido trabajando en anteriores obras, en las que también juega un papel el bastidor, descompuesto y huidizo, pero es en ésta serie en la que, en mi opinión, condensa mejor su discurso.

GUILLERMO_MORA_abc_001GUILLERMO_MORA_Mensaje_I_001

Entre la voluntad y la herencia.

Aunque a veces se confunda, existe una diferencia insalvable entre la miel y la abeja reina. Aún es más confuso con la famosa jalea real. Flamencos de familia, nacidos y criado en la colmena, juran que en la miel les corre por las venas por nacimiento y se consagran a un maquillaje continuo, persuadidos de que acabarán poniendo huevos. Pero los huevos son sólo para Tony Montana. 

Entre la figuración y la abstracción [1] #5

“Ese hombre horrible que pinta cuadros espantosos.”  M. Thatcher.

Nada más que por la repulsa que despertaba en la Thatcher, Francis Bacon ya debería contar con nuestra simpatía más incondicional, y si, además, pintaba bien y frecuentaba bares peligrosos, ya ni os cuento. Lo de los bares de mala reputación puede parecer una boutade, pero no lo es.

Para que el arte no aburra, y por tanto tambalee su condición, conviene evitar en lo posible el ambiente dominado, los bares en los que todos los camareros conocen lo que bebes y donde sabes qué chicas te lo pondrán fácil, por seguir con la metáfora.

QUERUBES

Entregados al mal y a los deseos,
aman la sangre y los placeres turbios,
el vértigo infinito de los labios,
el peligro que acecha tras las curvas.
Pero su cuerpo es bello y seductores
son sus ojos como ramos lilas,
hay huertos escondidos en sus labios,
cálidos ríos en su piel nocturna.
Todo se desconoce de su origen.
Son una raza extraña de fulgores
hermosos. Ancho dolor de deseos.
Les darías la vida como un ebrio,
porque hay rosas de amor en sus labios,
y nada importa el mal en cuerpos bellos

Luis Antonio de Villena.

 

Bruce Nauman [2] #4

Bruce Nawman es un flamenco, aunque él no lo sepa.

Como se ve en la fotografía de cabecera, la lámpara que ilumina el espacio de Bruce Nauman es el individuo. Desmembrado, roto, perfilado compulsivamente y reensamblado según fuerzas provenientes de los cuatro puntos cardinales; no obstante es un individuo entero, nuevo y viejo, recuperado y creado, pero muy entero.

Como se apunta en el post anterior, más técnico y serio, el mundo en el que se mueve Nauman es un mundo post-minimal, un mundo en el que hace tiempo que la bomba atómica descubrió a los humanos el poder de autoexterminarse. Un escenario muy serio; un mundo dominado ya por completo por los mass media, tecnificado, alienado, producido en serie, de turismo y harto de prozac. Es un mundo este del que Nauman quiere dar testimonio en el que un individuo es más que nunca un individuo, y no necesariamente un ser humano. Uno puede ser un perro, o muchos perros danzando después de leer a Niezsche y comprender parcialmente el eterno retorno, o una idea iluminadora, o un payaso televisivo y claustrofóbico que trata de escapar con mantras, quejíos y pataletas de una cámara obsesiva y malvada. El suyo es un mundo en el que el ser se le manifiesta a uno de maneras terribles, y en el que, de vez en cuando, aparecen, como una lengua de fuego reparadora, los ejes cartesianos de un universo libre de dudas y maravilloso. Eso es el flamenco.

Aguante Nauman!

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